lunes, diciembre 25, 2006

domingo, diciembre 10, 2006

A los calvos

Hubo un tiempo en el que alguien con problemas de peso era un gordo; un invidente era un ciego; un discapacitado era un cojo; un sin techo era un vagabundo; los subsaharianos y los afroamericanos eran negros; una persona de la tercera edad era un viejo; un homosexual era marica; un tipo con gran inteligencia emocional era un bobo simpático; una empleada del hogar era una sirvienta; un ingeniero en ventas era un vendedor de puerta a puerta; un no vivo era un muerto; un tipo muy muy bajito era un enano, y si a alguien le colgaba de la nariz una substancia pegajosa, verde y viscosa, es que tenía un moco.Para muchos eran tiempos terribles, en los que se ofendía a todas las personas que mostraban alguna particularidad presuntamente vergonzosa, es decir, a casi todo el mundo. El problema no era de actitud, o del trato que recibían, o de su precaria situación, sino de vocabulario. El vocablo con el que se referían a estas víctimas del lenguaje debía desaparecer de las conversaciones, de las tertulias, de las calles y, con el tiempo, de los diccionarios. Para que nos entendamos, había gente que cuando pasaba junto a una mujer de la calle, pensaba: creo que esta que me mira tanto es una puta. Y eso estaba fatal. Por eso, para defenderles –o defendernos a todos–, para hacer valer sus derechos, para que nuestras vidas fueran más dulces, para ser más libres, se inventaron miles de eufemismos para referirse a los colectivos ultrajados, y se aplicó la llamada corrección política. Como sabrá cualquier lector, la campaña ha tenido un gran éxito, no sólo en los Estados Unidos, donde se originó, sino también en la vieja Europa, tan aparentemente de vuelta de todo. Por ejemplo, el presidente Zapatero, adalid de esta nueva ola y una persona indudablemente sensible, propuso, para defender los derechos de los minusválidos, llamarlos discapacitados en vez de disminuidos. No sé muy bien qué quería decir, pero supongo que el mensaje sutil que nos transmitía era el de apostar por la corrección de la corrección, por afinar en este campo infinito y hasta entonces poco transitado de la lengua.Ahora las personas normales y corrientes manejan con soltura el nuevo vocabulario libre y se sienten mejores personas, los políticos son felices porque les ponen en bandeja hablar en clave, los humoristas se las ven y se las desean cuando quieren hacer valer su humor negro, y dentro de poco los escritores decidiremos dejar de escribir, porque siendo algo bastante difícil, lo es mucho más cuando te ves obligado a alargar muchísimo las frases para no decir nada.Pero por fortuna –al menos para mí, que soy un poco raro–, ha quedado una isla en medio del océano de grimosa corrección. Se trata de los calvos. Nadie se ha acordado de ellos, de su humillación, de su horrible y continuado sufrimiento, de sus incontroladas neurosis. No son hombres sin pelo, ni usuarios potenciales de peluquín, ni gente sin necesidad de peinarse, ni ahorradores en champú, ni personas que miden un par de centímetros menos por ausencia de cabello, ni cerebros al aire libre. Son calvos. Putos calvos, para ser más precisos. Se ríen de ellos en las cenas, en los anuncios, en las series de televisión, en el cine y a la salida de los colegios. No sé si existirá alguna asociación de calvos, pero si la hay, por ahora no ha puesto el grito en el cielo. Tampoco he leído cartas al director en los periódicos quejándose de un trato discriminatorio en comparación, por ejemplo, con los mancos. Y eso es fantástico, porque significa que hay gente que, cuando es calva y la llaman calva, no se ofende. Los calvos saben convivir con su calvicie, se defienden solitos, sin llantinas, y evitan meterle mano al diccionario. Nunca antes había estado orgulloso de que existiera un colectivo –los colectivos suelen parecerme repugnantes–, pero ahora lo estoy. Vivan los calvos.
Gracias por tu artículo F.P.O.

lunes, diciembre 04, 2006

Romance anónimo de Don Rodríguez

Romance anónimo de Don Rodríguez
Dormía el conde Rodríguez acostadito en la su cama
La pierna izquierda encogida,la diestra, más estirada.
(la otra pierna, la de enmedio... es costumbre no mentalla).
Dormía plácidamente hay que ver lo que roncaba
so la lana del embozode su manta zamorana
Y la condesa Sonsoles,que al su lado estaba echada,
roncaba un aria da capoque ni la María Callas...
y antes de que cante el gallo...
(que lo suele hacer al alba,porque sepan las gallinas quién les canta y quién
les manda...)con el rostro demudado,¡Don Rodríguez despertaba! :
"¿Qué es aquesto? -diz Rodríguez-¿Quién mi sueño sobresalta?
¡A mí la guardia moruna del Ministro Rub-al-Kaaba!"
Avanzando entre las sombras que rodeaban la su cama...ve que crece,
ve que avanza...la silueta recortadade un espectro, de un fantasma...
¡Vive Dios que miedo daba! Entre nubes de sulfuro y otras de canela en rama,a los pies de Don Rodríguezel espectro da la cara.Va vestido de uniforme,calzón corto, con polainas...y, esparcidas por el pecho,quien en ello se fijara...no verá que lleve estrellas,sino bujeros de bala. LLeva gafas redonditas-las que John Lennon llevara y así... visto desde lejos,se da un aire con Azaña.Noble porte, talle recio,cabellera ya entrecana...Y quién es y a qué ha venido,allí mesmo lo declara: "¡Yo me llamo Juan Rodríguez:soy tu abuelo... noramala.Y aquí vengo por decirtecuatro cosas a la cara!"
"¿Tú, mi abuelo idolatrado,aquél que Franco matara?¿Tú, la víctima primerade entre todas las de España? " ." ¡Ese soy... y menos coba! "
" ¡A mis brazos, camarada! ". "¡Quita allá!... Menos abrazos,que de mí no sabes nada:Si supieras, no le haríaslo que estás haciendo a España". "Abuelito fusilado...¿No será que estás de guasa?¿No te dieron matarilelos del trapo rojigualda?Pues que sepas que tu nieto que por algo es el que manda va a volver a la contienda otra vez las dos Españas:¡Y esta vez verás, abuelo...que es la nuestra la que gana!¡Una España progresista,federal-republicana,asimétrica y cubistade la noche a la mañana!" El abuelo fusiladomírale y no dice nada...Mírale muy fíjamente,con su cara de fantasma,una cara que pareceque es de cera, por lo blanca...Y por ella, mansamente,una lágrima resbala(que la cara, según dicen,es el espejo del alma...) "Ya son setenta los añosque llevo criando malvasen el cielo del Olvido,y no sé lo que me pasa...pero me llena de rabia que mi muerte y la de tantos no sirviera para nada. Allí estamos a millaresos que la guerra matara...con su poquito de gloria,con su poquito de infamia.Padres, tíos y sobrinos,abuelos de media España.Allí todos somos uno...ya no hay rojos, ya no hay fachas,vencedores ni vencidos...Sólo queda la enseñanzade saber que el fanatismoes quien miente y es quien mata.Otros muertos más recientespueden dar de ello palabra...(y no veo que por ellos se te mueva pie ni pata) Ese es todo mi mensaje,mi mensaje de fantasma.No nos metas a los muertos de comparsas en tu causa.No te cuides de los muertos...cuídate de los que matan,los que han hecho de la muerte su más próspera jugada. Ahí te quedas, Don Rodríguez...Ahí te quedas en tu cama.Yo me voy al otro barrio y allá tú con lo que hagas".

In-Pre-Cionante Ricard gracias por tu aportación

Carta a los Reyes Magos

Lo primero que les he pedido es un chisme para poder elegir directamente a mi Gobierno o, si no puede ser, al menos al Presidente, para que nunca más las direcciones de los Partidos lo hagan por mí. Después, también les he pedido poder elegir a mis representantes en el Parlamento, por separado, y que éstos me representen a mí, que los elijo, y no a sus jefes de Partido. Para que el juguete anterior funcione, será necesario un sistema de votación por listas abiertas. Ah, y también unos distritos electorales igualitarios para que mi voto no valga más ni menos que los de otros distritos, como pasa ahora. Luego he pedido un mecanismo, sencillito, por medio del cual los electores puedan revocar a un representante electo que resulte fraudulento o indigno. También me gustaría elegir un Poder Judicial independiente, porque el que tenemos tiene un Ministerio de Justicia en el Gobierno y unos fiscales que no sabemos quién pone y para qué, además de un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) nombrado por los Partidos. Y, por favor, que le digan al Gobierno vasco que no les ponga pisos a los jueces, que parecen mantenidas. También me gustaría mucho un contrapoder, o al menos un método legal para impedir el control de los medios de comunicación por parte del Gobierno. Iba a pedir algunas cosas más, como por ejemplo que las carreteras dejen de ser vigiladas por un cuerpo del ejército y otras chorraditas, pero teniendo en cuenta que los Reyes Magos son también monarcas, como el nuestro, me ha entrado un poco de pesimismo.

Gracias a F.P.O.